Escucho a miembros de Podemos
utilizar el argumento de que distintos economistas, independientemente de su
ideología, coinciden con buena parte de sus propuestas económicas y fiscales.
Se argumenta que incluso los economistas neoliberales coinciden con la
necesidad de tomar medidas que propone Podemos, pero... ¿eso es bueno? ¿Y es
coherente exponerlo como defensa frente al ataque?
Dejando a un
lado ahora la consideración de las propuestas, no parece acertado otorgar la
autoridad intelectual para proponer o compartir soluciones a los mismos que
permitieron y fomentaron la llamada crisis, aunque ahora pueda venir bien como
bálsamo necesario para calmar el miedo provocado de algunos votantes
potenciales (sobre todo cuando es evidente que Podemos defiende una ideología
económica opuesta).
Por otro lado,
jugar esta baza contribuye sutilmente a la expansión de esa mezquina mentalidad
que propone la economía como una especie de diosa-guía por encima del bien y
del mal (y de la política, por supuesto): un fuego vertebrador en torno al que
juntarnos todos, más allá de ideologías y otras zarandajas varias como la
soberanía popular o la desigualdad, conceptos ingenuos manejados por el
populacho que no sabe de economía. Ese fuego supuestamente neutral, apolítico y
positivo para todos es el que las multinacionales (y tantos y tantos
economistas) llevan persiguiendo desde hace meses: lo llaman TIIP, CETA, TISA.
No conviene participar del viento que expande el calor de ese fuego, aunque sea
de forma colateral. Suficientes avivadores tiene.