21 de enero de 2013

Argo... pero muy poco



No sé por qué, creía que ARGO iba a tirar más (para bien) de esa capacidad universal del cine para re-crear la Historia, para aportar y extender visiones del pasado que, en muchos casos, terminan por ser la única visión que mucha gente tiene de un determinado acontecimiento histórico, político, bélico. 

No sé por qué, creía que Affleck le iba a contar a los estadounidenses y al resto del mundo, o al menos todo lo que uno puede contar en un par de horas, la auténtica historia de EEUU con Irán a lo largo de cuarenta años, más allá de algún que otro chiste y de la voz en off (cinco minutos de metraje, como mucho), elementos que, aunque sí que “cuentan algo más”, chocan con el mayor impacto emocional y la capacidad evocatoria de las imágenes, que no paran de decirle al espectador, simulando la tradicional política exterior de EEUU, quiénes son, según su mentalidad, los buenos-racionales y quiénes los malos-fanáticos. 

No sé por qué, pensé que Affleck, en la siempre controvertida tensión entre conocimiento y entretenimiento, iba a decantarse más por lo primero, aunque no renunciase a lo segundo.

No sé por qué, mientras veía la peli, no paraba de acordarme de “Spy game” y de pensar que sólo se ha cambiado China por Irán, Ben Affleck por Brad Pitt y Bryan Cranston por Robert Redford.

No sé por qué, pensé que Affleck no se plantearía hacer una peli de domingo por la tarde en Antena 3.

No sé por qué, pensé que Affleck no nos regalaría una media hora final tan manida, tan simple, tan prototípica, tan “sentimentaloide”, tan “americanada”.

Como en tantas ocasiones, me equivocaba.

7 de enero de 2013

La feliz utilidad de la mentira


La verdad es valiosa en sí misma, no sólo porque quizá pueda servir a algún propósito utilitario u optimista. La verdad no es menos por ser deprimente, e ignorarla o suprimirla porque puede no hacernos felices es un comportamiento estúpido.

EDAD OSCURA AMERICANA. LA FASE FINAL DEL IMPERIO, Morris Berman