12 de diciembre de 2012

Pican, luego escribo

Puede que estas últimas hayan sido las 48 horas de mi vida durante las que más he escrito y menos he dormido. Para no volverme loco con las obras del vecino (lleva un mes seguido picando) y la consecuente falta de sueño y de tranquilidad sonora, he encontrado una frase de manual barato de autoayuda: no son horas que pierdo de dormir, son horas que le gano a la novela. Por el momento algo ayuda, aunque claro, lo que más influye es el hallazgo de la música ideal para sobrellevar "la picada" y no ir a tirarle la casa entera de golpe al amigo. Hete aquí: