26 de octubre de 2012

Medusa, de Menéndez Salmón

Mientras algunos tratan de escribir la gran novela americana, un escritor gijonés y silencioso se ha marcado una gran novela europea. Con 152 páginas bastan. Bien por Menéndez Salmón. Una vez más.

Mostrar el mundo tal y como sucede pero introduciendo un levísimo desajuste en él [...] que dinamita desde dentro lo que la imagen sugiere y por el contrario ayuda a revelar, con una rara intensidad, lo que la imagen esconde. Ensuciar el velo levemente para transparentar lo que el velo oculta.

Los niños que mueren sin ver el mar/ Los niños que mueren/ antes de que sus dientes florezcan. / Los niños que mueren/ sin pronunciar palabra alguna./ Los niños que pasan/ del blando prólogo de la placenta/ al negro epílogo de la tierra/ sin leer lo que estaba escrito en el libro.

El mar se lo llevará todo [...] Ese mar mercurial que es a la vez cauterio y herida, que en su mansa o devoradora intensidad prohíbe a quien lo contempla cualquier sensación se sentirse perdurable [...] El mar es la prueba de que no sólo Dios no existe, sino de que el hombre pasará.

La guerra, para los que como Kunts son cobardes por naturaleza, es el atajo idóneo para llegar al lugar que hace tiempo la muerte les tenía reservado

A menudo son las personas que pasan, y no las que permanecen, las que juegan un papel decisivo en nuestra vidas [...] Precisamente porque la vida no las gastó, porque su memoria, para lo bueno y para lo malo, permanece a salvo del paso del tiempo, que todo lo ensucia