18 de agosto de 2010

Nostalgia


Suele creerse que la nostalgia es el ánimo de quien parte, de quien recuerda un lugar del cual se aleja. En realidad lo nostálgico es lo contrario. Mientras viajamos apenas hay tiempo para el recuerdo. Nuestros ojos están llenos. Nuestro músculos, cansados. Y sólo quedan fuerzas para seguir moviéndonos. Hacer maletas nos obliga a suspender el pasado. El tiempo resbala por la piel del viajero. Para el sedentario, en cambio, el tiempo pasa lento y deja huella. La quietud es el motor del recuerdo. La nostalgia recae en quien se queda. No hay nada que nos deje tan pensativos como acudir a una estación a despedir a otro, quedarnos viendo un transporte que se hace pequeño hasta desaparecer. ¿Cuál de los dos desaparece?


Andrés Neuman, en Cómo viajar sin ver.