11 de mayo de 2010

Insomnio, de Chivite (I)



No es fácil provocar tantas reflexiones en 210 páginas sin resultar demasiado metafísico. Fernando Luis Chivite lo consigue en Insomnio (Acantilado, 2006) mediante 76 capítulos cortos y una sintaxis sencilla y directa que contrasta con el tono existencial de la novela, por la que planean el pesimismo (herencia de Bernhard), la contradicción, el dolor.



El narrador es un escritor que se parece a Chivite, un escritor que salió a buscar a Vallejo, Pessoa, Rilke, Trakl, y ha llegado a columnista de periódicos. Un escritor-narrador insomne, cuarentón, sin éxito literario, firme defensor del pesimismo irónico frente a la melancolía y la tragedia de la vida. Un escritor, según la clasificación que realiza uno de los personajes, introspectivo-periférico-indolente-invisible. Un escritor que cuenta su vida –y la de cualquiera- a través de la vida de decenas de personajes a los que conocemos por sus frustraciones y sus tragedias, que es lo mismo que decir por sus sueños y sus alegrías. Memorable el personaje de August Friedrich Byter (un tanto vilamatiano), un escritor que escribía para no enfriarse. Magnífica novela de la que seguiré hablando por escrito aquí. Además, salgo en la página 58 de la novela. Cito: Es el guardián de su elocuente mudez. Que no es lo mismo que ser callado.