8 de marzo de 2010

El lector de Bonilla

Leo el último cuento del último libro de cuentos de Juan Bonilla. El libro (Seix Barral, 2009) se titula Tanta gente sola y el cuento El lector de Perec. Trata –el cuento y en parte, el libro- de la metaliteratura, pero entendida de una manera diferente a la habitual. Bonilla propone una metaliteratura que podría definirse como literatura con una meta, que afecta a la vida de alguien y va más allá de la propia ficción, si esto es posible.



El cuento narra la historia de un hombre que colecciona ejemplares de segunda mano de un libro titulado Je me souviens, publicado por George Perec en 1978 (y que tiene su antecedente en otro libro, I remember, publicado ocho años antes por el pintor estadounidense Joe Brainard). El libro de Perec consiste en 480 anotaciones que comienzan con las tres palabras del título, dos en la traducción española editada por Berenice (2006): Me acuerdo. Y al final incluye una páginas en blanco (a petición del autor) en las que cada lector pueda escribir sus propios “Me acuerdos”. El narrador y protagonista del cuento de Bonilla decide un día convertirse en un personaje definido por una serie de “Me acuerdos” seleccionados de entre todos los que los lectores hayan escrito en los ejemplares que tiene coleccionados. El resultado del experimento, él mismo convertido en otro, en otros, será “el lector de Perec”.



Más allá del cuento en sí –magistral, a mi entender, como En la azotea y Metaliteratura, del mismo libro-, lo que me ha inspirado la lectura del relato de Bonilla –además de un libro de cuentos que espero escribir algún día y para el que ya tomo notas- es una sucesión extraña de conexiones que me iban asaltando párrafo a párrafo. Leo el cuento de Bonilla y pienso en:

- ...el primer libro publicado por Vila-Matas, La asesina ilustrada, claro ejemplo de una ficción que afecta a la realidad, aunque sea anulándola. Lo que me lleva a pensar, lateralmente, en El asesino difuso, ese título que sale en varias películas de Aristaraín, asociado a un guión, a una lista de motivos para no suicidarse... Lo que me lleva a pensar, de nuevo de lado, en la habitual presencia del suicidio en las tramas literarias, también en las de Bonilla (otra presencia habitual en muchos escritores es la de un amor adolescente, generalmente una prima).

- ...el museo de soledad de Carlos Castán.

- ...lo mucho que me gustan los cuentos y las novelas que hablan de la
propia literatura, frontal o lateralmente, aunque entiendo perfectamente que a un lector no-escritor este tipo de (meta)literatura termine por cansarle (también le pasará a muchos lectores-escritores).

- ...las decadentes y bohemias soledades de varios cuentos de Ribeyro.

- ...el acertado camino emprendido por Seix-Barral al apoyar al cuento como género, siguiendo el sendero marcado por otras editoriales como Menoscuarto, Páginas de Espuma,Salto de Página, Xórdica o Tropo.

- ...por qué el autor ha decidido incluir en este libro El cromo de Boronat, Algo más que simplemente existir o Alma cargada por el diablo, cuentos publicados ya en anteriores libros de Bonilla.

- ...la palpable y lógica –y cada vez más visible- influencia de la televisión en los escritores que hemos crecido con una televisión encendida de fondo (excepto, por supuesto, los que crecieron escuchando a Mozart, viendo películas de Eisenstein y leyendo a Shakespeare). Ahora mismo se me vienen a la cabeza –además del aire nuestro de Manuel Vilas- dos relatos del propio Bonilla: Ruleta rusa y el ya citado En la azotea.

- ...la debatible dificultad para definir algunos libros como novela o libro de relatos (aunque lo mismo da si es una cosa u otra).

- ...lo interesante y divertido que resulta llevar la biografía real de uno hasta los límites que la ficción permite, si es que existen.

- ...esa magia de la que habla uno de los narradores escogidos por Bonilla, y que sirve para describir el acto de leer: convertir en vida propia las experiencias, fantasías y recuerdos de un extraño que, por alguna razón milagrosa, nos conoce –o eso hemos sentido al leer algo suyo.

Lean a Bonilla y se conocerán mejor.