7 de septiembre de 2009

La risa perfecta

Es asombroso lo torvamente que nos aferramos a nuestra desdicha, la energía que quemamos para alimentar nuestra rabia. Es asombroso cómo podemos gruñir como bestias e instantes después olvidar qué y por qué. No horas así, ni días, meses o años así, sino décadas. Vidas completamente malgastadas, entregadas a los rencores y odios más mezquinos. Al final no queda nada que la muerte pueda llevarse.



Si vas a intentarlo, ve hasta el final. De lo contrario, no empieces siquiera. Tal vez suponga perder novias, esposas, familia, trabajo y quizás la cabeza. Tal vez suponga no comer durante tres o cuatro días. Tal vez suponga helarte en el banco de un parque. Tal vez suponga la cárcel. Tal vez suponga humillación. Tal vez suponga desdén, aislamiento... El aislamiento es el premio. Todo lo demás es para poner a prueba tu resistencia, tus auténticas ganas de hacerlo. Y lo harás, a pesar del rechazo y de las ínfimas probabilidades, y será mejor que cualquier cosa que pudieras imaginar. Si vas a intentarlo, ve hasta el final. No existe una sensación igual. Estarás solo con los dioses y las noches arderán en llamas. Llevarás las riendas de la vida, hasta la risa perfecta. Es por lo único que vale la pena luchar.


Texto extraído de Factotum, la película de Bent Hamer basada en la novela de Bukowski. El segundo párrafo es un poema del propio Bukowski. Un poema maravilloso. Duro, muy duro. Un resquicio de dignidad.